martes, 31 de mayo de 2011

Frío despertar (9/11/2010)

Casi sin darme cuenta, venciste mis reservas.
Y volví a soñar, me dejé llevar por las alas de mi imaginación, como una tonta, pues sabía lo que podía pasar. No puedo evitar tener la esperanza de que, por una vez, sea diferente.
Pero, una vez más, me veo obligada a caer en la realidad, después de que mis alas hayan sido dolorosamente arrancadas.
Caigo otra vez, pero decido no dejarme llevar por la fuerza de mis sentimientos, hasta el fondo del abismo, del vacío y el dolor que mi ser puede albergar. Decido quedarme en tierra, con el corazón deshecho en lágrimas de sangre. Decido cubrir mis ojos, hasta hace poco brillantes de ilusión, con un velo que impida escapar esas lágrimas traicioneras. Decido rodear mi corazón con un grueso muro, frío, oscuro, denso e inquebrantable.
Hasta que, algún día, las heridas se cierren y mis alas regeneradas puedan llevarme de nuevo entre mis fantasías desmedidas, por un mundo en el que el peor y único dolor que existe es el físico, lejos de los muros que tanto me he afanado en construir.
Porque siempre me dejo llevar por la esperanza.
Aunque me estrelle contra el suelo que abandoné, una y otra vez, merece la pena levantarse para darme otra oportunidad. Tal vez algún día vuele sin riesgo de perder mis alas, con la seguridad de que, si aterrizo, lo haré porque quiero, y que cuando lo desee podré volver a despegar.
Porque merece la pena sólo por saber que tú eres feliz y que, al menos, te preocuparía el hecho de que cayera demasiado. Sólo por eso, por ese pequeño detalle, me esforzaré porque no veas la devastación de mi interior, esa que, sin saberlo, sin siquiera intuirlo, has provocado. Nunca lo sabrás, no lo confesaré. Sólo por ver cómo me sonríes sin reservas, pensando que tus actos no me afectan del modo en que en realidad lo hacen.
En tu mundo, lo de hoy ha sido un comentario fortuito. En el mío, ha sido la destrucción total de todo aquello en lo que quería creer, ha supuesto destrozar mis sueños, despertándome con una ducha fría de realidad.

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