viernes, 10 de junio de 2011

Tempus fugit



Una mañana se levantó, y la plaza, su plaza, esa que observaba todas las mañanas nada más levantarse, estaba repentinamente cuajada de rosas.
 
Esa mañana estuvo alegre y activa. Levantarse con semejantes vistas era realmente hermoso, la primavera estallaba con todas sus fuerzas, desplegando un sinfín de colores para ella, directamente bajo su ventana. Hacía buen tiempo, y eso también animaba.

Esa noche lloró. Había vivido tantas cosas, que el año se había escapado sin que se diera cuenta. Si se paraba a pensarlo, era incapaz de distinguir unos días de otros, sus recuerdos eran un continuum de momentos que habían marcado el curso. Tanto buenos como malos. Los nervios del primer día. El empezar a conocer gente y trabar amistades. Ilusiones y desilusiones. Las clases, salir, aunque más bien poco, y los ensayos de teatro. Risas mezcladas con lágrimas y enfados. Preocupaciones y despreocupaciones. Nervios y relax. Novedades y redescubrimientos, más ilusiones. Demasiadas cosas y parecía que el tiempo no pasaba por ella.

Y ahí estaban las rosas para recordarle que el tiempo sí que había pasado. Que en otro año se iba, que llegaba el verano. Un año antes estaría feliz. Vacaciones. Esa parte le gustaba. 
Pero también significaba que su libertad iba a desaparecer en gran medida. Que no iba a ver a sus amigos, cada uno volvía a su casa. Se acabaron las charlas nocturnas en cuartos ajenos, sentarse en las escaleras de la facultad con los compañeros a hablar de nada. Que iba a estar prácticamente sola, otra vez. Intentaba consolarse pensando en que sólo iban a ser dos meses. Eternos, pero dos.
Y cuando por fin estaba a punto de dormirse, su subconsciente, ese maldito e inoportuno traidor, le recordó que muchos no iban a volver. Que unos se mudaban, otros cambiaban de carrera y otros acababan ya definitivamente. 

Tempus fugit

Siempre se lo habían dicho, pero hasta que no lo vivía no se daba cuenta de la gran verdad que contienen esas dos palabras. Y luego se le volvía a olvidar.

                                           

El tiempo vuela... pero he decidido que mientras quede tiempo, yo también lo haré. 

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