jueves, 8 de noviembre de 2012

Te lo dije (S)

Te lo dije. Que no te iba a usar, que seguramente no volvería a escribir hasta reencontrarte, escondido en algún cajón y cubierto de polvo. Hace alrededor de un año de eso. Y han pasado muchas cosas, y a la vez no ha pasado ninguna. Supongo que nada me llamó realmente la atención desde que se fue; no tenía ganas de escribir, sin más. Se trataba sólo de dejar pasar los días. Hasta que me di cuenta de que en realidad no le necesitaba. Y justo en ese momento en el que he empezado a creerlo, a vivir de verdad siguiendo esa máxima, ha vuelto. Lo sabía, sabía que iba a volver y le daría un vuelco a todo otra vez. Por eso le odio tanto como le amo, le temo y rehuyo tanto como le busco. 

Fue hace un par de semanas. Quizá más, el tiempo se me escapa sin que me dé cuenta. Era un día relativamente normal. Había ido muy bien, divirtiéndome mucho. Pasar un rato con las amigas, el bus, una vuelta, una charla. Sí, incluso el bus, supongo. Disfrutar del día tal y como viene, al completo. Ya había oscurecido, y de repente era hora de volver a casa. Me apoyé suavemente contra la pared, esperando a que llegara mi metro, con la única compañía de un par de desconocidos en la estación, y me abstraje en mis recuerdos felices. Noté que alguien se apoyaba en la pared, a mi lado, pero no le di mayor importancia. Debería haber estado tensa por la repentina cercanía, habiendo tanto espacio disponible, pero tal vez le reconocí instintivamente.

- Vaya... no me esperaba algo así de ti.

La voz, justo junto a mi oído, a todas luces riéndose, como si estuviera hablando de una broma exclusiva, me sobresaltó ligeramente. Aunque me lo tendría que haber esperado. Abrí los ojos y le miré, esperando que mi desconcierto no se mostrara en ellos.

- Hola por cierto. - siguió, sonriendo de forma bien visible ahora - Ha pasado un tiempo.

- Axel... ¿Qué haces aquí? ¿Cuándo has vuelto? - me recompuse como pude - Hola.

Se encogió ligeramente de hombros, despreocupado.

- Me apetecía volver, ha pasado como un año. No hay nada como el hogar ¿no crees?

Evidentemente no esperaba respuesta por mi parte, porque siguió hablando. La verdad es que en eso no ha cambiado, tiene una gran facilidad de expresión. Y si le das coba no se calla ni debajo del agua.

- Volví ayer. Me apetecía ver un poco la ciudad, así que he pasado aquí la noche y hoy volveré a casa. Pero lo que no me esperaba desde luego era encontrarte aquí, Shayna. Has cambiado mucho.

Intentaba que le contara todo. Mi vida, qué había hecho en ese año, cómo estaba. No lo dijo, pero que cambiara así de tema, que dejara de lado sus experiencias, y esa mirada interrogante, esos ojos tan familiares, me lo indicaban así. No pude evitar reírme suavemente, pero no acababa de ser una risa alegre, no como las que llevaba dejando escapar toda la tarde.

- Claro, te fuiste. No tuve más remedio. Igual que tú, ya no eres el mismo. Te has quitado esa máscara chulesca tuya, por ejemplo.

La sonrisa desapareció de su cara, pero volvió a reaparecer de una forma algo distinta, ya no divertida, intentando picarme para entrar en su juego, sino afirmativa y ¿ligeramente nostálgica? Creo que también ha perdido sus aires de superioridad, ha aprendido a afrontar las cosas. O eso quiero creer.

- Sí, lo sé. Un año da para muchas cosas.

Tras esa enigmática frase, llegó el metro y ambos subimos. Nos tuvimos que separar debido al gentío en los vagones, pero no sin que antes me hiciera una promesa que me inquietó e ilusionó a un tiempo.

- Ya te contaré todo. Bueno, nos contaremos. Supongo que a partir de ahora nos veremos a menudo - volvió a sonreírme, una sonrisa que hizo que se me acelerara el corazón: esa media sonrisa ladeada, con un toque pícaro, que tanto me encantaba y que hacía más de un largo año que no veía. Se despidió con la mano mientras era engullido por la multitud, en un gesto algo vago, pero que era completamente suyo, como si el tiempo no hubiera pasado.

Pero ha pasado. No le he vuelto a ver desde entonces, pero sé que cumplirá su promesa. Pronto tendré noticias suyas. Aunque ahora todo es distinto, sigo sin saber cómo tratar con él. Axel y yo siempre hemos sido muy diferentes el uno del otro, demasiado.

Supongo que cada cosa a su tiempo. Pero tranquilo, esta vez te mantendré informado.

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